Los Millennials se postularon como la generación que propone un cambio sostenible en el mercado laboral a partir de las políticas que implementan. Las estrategias internas para el reclutar talento humano y la manera en que sus negocios benefician a las sociedades, son ejemplos.
Es por ello, que la inclusión de la perspectiva de género en sus emprendimientos es una herramienta fundamental para crear un ambiente laboral que aumente su productividad.
Las estrategias y decisiones que se toman dentro de un emprendimiento se encuentran condicionadas por diferentes factores, entre ellos, el talento que se recluta para alcanzar la innovación y posicionarse dentro del mercado. Es un hecho, las empresas que contienen una perspectiva de género – y con esto no me refiero sólo a contratar a mujeres- se caracterizan por generar un mayor impacto social y económico.
El sector emprendedor representa el 22% de las economías desarrolladas en Argentina y los estudios evidencian que las empresas que brindan más oportunidades a las mujeres logran mejores procesos de reclutamiento, mejor conocimiento del mercado, retienen a sus equipos y apuestan, aún más, por la innovación.
Hablar de perspectiva de género abre un panorama que va más allá del currículum y de la oficina de recursos humanos. La flexibilidad laboral, políticas de conciliación en la vida familiar y el monitoreo de indicadores con perspectiva de género son estrategias esenciales que proveen un valor agregado en la rentabilidad de la empresa a futuro.
Los emprendimientos liderados por mujeres millenniales concretan y caracterizan procesos de socialización con los que construyen sus propios roles y que dan forma a modelos de gestión que se basan, no sólo en el rendimiento, sino también en la innovación y el liderazgo. Sin embargo, la realidad alude a que –como se nombró anteriormente- una mujer a la cabeza no significa que todo el emprendimiento este inmerso en una perspectiva de género, y es ahí donde el equilibrio es fundamental. Una estrategia que no sólo contribuye a la equidad, pero que también tiene sus devoluciones internas de manera concreta, es la mejor opción.
El objetivo número 16 del desarrollo sostenible promueve a las sociedades justas, pacificas e inclusivas y, al ser los millennials quienes forman las empresas del futuro, deben vincularse con estas tres premisas para desafiar al modelo establecido hasta el momento. La evolución del negocio no será posible si la perspectiva de género no transversaliza todas las áreas, así como tampoco generará el impacto esperado en un mundo que se rige, al menos hasta el 2030, bajo estos pilares.
La perspectiva de género, entonces afecta, de manera positiva, al desempeño del negocio –sobre todo si se encuentra en su momento de crecimiento-. Aquellos que logran crear una estructura que se rige de esta manera lograrán un mejor desempeño e innovación en el mercado
Por Sofía Quilici, periodista.
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