Sin importar que se trate de una empresa o un emprendimiento, una de las competencias más valoradas en las organizaciones es la orientación al servicio, es decir, la capacidad de identificar las necesidades específicas de los clientes y delinear las acciones puntuales para ofrecer un servicio que satisfaga de manera efectiva sus expectativas.
Para las empresas, la orientación al servicio implica darle una alta atención y valor a cada cliente, entablando relaciones cercanas con ellos, demostrándoles que son importantes. Es por esto que aquellas empresas que hacen hincapié en formar empleados con esta orientación, logran generar una sinergia, tanto entre ellos como con sus clientes, que les permite mejorar constantemente, superar expectativas y anticiparse a los problemas de una manera más eficiente, creando así un diferencial que los lleva a obtener mejores resultados.
Para desarrollar esta competencia muchas veces se requiere del desarrollo previo de otras habilidades como lo son:
- La escucha activa. Implica no solo escuchar lo que el otro expresa sino que también prestar atención a su lenguaje corporal, cómo se desenvuelve y que emociones deja entrever.