“Si crees que puedes, tienes razón. Si crees que no puedes, también tienes razón” nos enseñó Henry Ford, fundador de Ford Motor Company. Porque los rasgos de la personalidad, lo que tenemos en mente, no sólo orienta nuestras acciones sino que nos da fuerza para vencer las circunstancias adversas.
Para sobrevivir en los días actuales, todas las personas deberíamos cultivar actitudes emprendedoras. El último año, por la crisis sanitaria, empresas e individuos han tenido que adaptarse a las nuevas reglas de juego. Tomar decisiones y actuar rápidamente midiendo los riesgos es un factor clave que quienes emprenden ponen en juego para que el negocio logre funcionar, aprendiendo de la respuesta del entorno y adaptando el modelo a las necesidades de su usuarios. Esa “mentalidad emprendedora” hoy es clave para cualquier empresa que quiera sobrevivir a altos niveles de incertidumbre y cambios abruptos.
Muchas veces esta mentalidad propia de quienes desarrollan una empresa base cero se la asocia a rasgos de la personalidad a los que a la vez se les atribuye el éxito emprendedor. Sin embargo, la formación de la persona, el contexto o ecosistema en el que se desenvuelve y su proactividad son también factores fundamentales para transformar una idea en un negocio rentable, como refleja el cuadro a continuación desarrollado por Sari Pekkala Kerr, William R. Kerr y Tina Xu en base a estudios de Frese y Brandstätter.
Figura: Modelo Complejo adaptado de Frese (2009) y Brandstätter (2011)
