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Método SCAMPER: Cómo llevar la creatividad y la innovación a las organizaciones

La creatividad y la innovación son elementos imprescindibles en todas las organizaciones. Es inevitable que se presenten situaciones en las cuales es necesario buscar diversas alternativas para mejorar procesos, solucionar problemas y tomar decisiones de cambio.

La innovación requiere del desarrollo del pensamiento creativo en los equipos de trabajo. Afortunadamente la creatividad es una capacidad que puede ser desarrollada, pero para lograrlo tenemos que estar verdaderamente dispuestos a hacerlo. No es algo que suceda por sí mismo ni un rasgo innato de algunas personas. Tenemos que enfocarnos en ponerla práctica y, como cualquier otra habilidad, saber que con paciencia y dedicación lograremos avanzar y obtener los resultados que queremos. La manera más fácil de lograrlo es tener un fin en mente para poder enfocarse mejor y medir los avances.

Tanto la creatividad como la innovación cobran especial relevancia a la hora de plantearse negocios basados en prácticas sustentables, en los cuales el cuidado al medioambiente, la creación de bienestar en las personas y el desarrollo de productos/servicios sostenibles son el eje. Si una empresa quiere transitar el camino del triple impacto y busca generar valor compartido (es decir, no sólo para los accionistas sino para todos los grupos de interés involucrados en su negocio), se vuelve crucial la búsqueda de nuevas alternativas a sus procesos y prácticas que sean menos dañinas para entorno y a la vez que sean eficientes para implementarlas en las actividades cotidianas de la organización.

Si bien las prácticas sostenibles son cada vez más difundidas, entendemos que no es lo mismo sentarse a pensar desde cero una idea de negocios de triple impacto que transformar el negocio de empresas con muchas décadas en marcha en pos de revisar su propuesta de valor en función de este propósito. El camino de la sustentabilidad es un camino que decidimos emprender sabiendo que nunca se logrará plenamente, ya que el entorno irá cambiando de manera impredecible, más o menos abruptamente, y siempre exigirá cambios. Lo importante es tener la convicción de que esos cambios deben siempre velar no sólo por los resultados económicos sino también por los impactos sociales y mediambientales que puedan acarrear. Por eso en nuestras actividades de formación y consultoría tienen como foco la innovación. El crear nuevas maneras de hacer lo que veníamos haciendo como así también nuevos productos y servicios que las personas estén dispuestos a adoptar. Para ello nuestra metodología X-Learning incluye diferentes recursos y herramientas que permiten tomar conciencia de la importancia que todo esto tiene y de cómo puede contribuir tanto a la superviviencia de la empresa en el tiempo como a lograr el crecimiento deseado. Es a partir de esta toma de conciencia que podemos plantear objetivos viables, generar diferentes cursos de acción y planificar formas de organización adecuadas para lograrlos.

Las herramientas de creatividad de todo tipo son válidas en tanto se ajusten a lo que uno busca generar en los equipos de trabajo. Una de las herramientas que solemos utilizar para estimular el pensamiento disruptivo es el Método SCAMPER. Esta herramienta creativa es muy útil para darle la vuelta de rosca a una idea, proyecto de negocios o propuesta de valor que no nos termina de convencer. ¿Por qué es útil para esto? Porque nos obliga a tomar nuevas perspectivas para evaluar la situación desde un montón de ángulos distintos, ya sea de forma individual o en grupo. La innovación, en este sentido, siempre requiere de entornos inclusivos, en donde las personas puedan sentirse cómodas de expresar aquello que las hace únicas, en cuanto a experiencias, vivencias, formación, estilos cognitivos o formas de ver el mundo. La diversidad del grupo cobra mucha relevancia, ya que cuanto más diferentes las personas que lo componen, se obtienen mejores y más originales ideas y propuestas a tener en cuenta. Pero la diversidad por sí misma no alcanza, si no generamos entornos en las que las personas sientan confianza de poder poner esas diferencias en juego.

Teniendo en cuenta estas pautas, si vamos a utilizar esta herramienta lo primero que tenemos que tener en claro es qué queremos revisar (proyecto, idea, negocio, producto, etc.), y a partir de ahí construir las preguntas que giran en torno a los 7 conceptos que conforman las siglas de SCAMPER: Sustituir, Combinar, Adaptar, Modificar, Plantear otros usos, Eliminar.

Así, por ejemplo, si estamos revisando una idea de negocios que gira en la producción de una línea de ropa para bebés sustentable en una empresa en marcha que aún no tiene productos de este tipo, podríamos hacernos las siguientes preguntas para “estresar” la idea de negocios:

  • Sustituir: ¿De qué manera podemos cambiar el proceso productivo para que el impacto sea el mínimo? ¿Qué elementos que contemplamos en el proceso productivo podemos sustituir para bajar costos? ¿Que consecuencias traería sustituir el proceso productivo actual por otro? ¿Podemos cambiar por proveedores que implementen prácticas sustentables?

  • Combinar: ¿Podemos combinar tales productos/servicios para mejorar nuestra propuesta de valor? ¿Qué combinaciones nos permitirían reducir costos? ¿Podemos combinar este proyecto con otro para que sea más viable ponerlos en práctica?

  • Adaptar: ¿Cómo podemos adaptar el proceso productivo actual para que sea más sostenible? ¿Qué atributos de esta línea de productos podemos adaptar a otro segmento? ¿Cómo podemos adaptar las prácticas de reciclado de materia prima a nuestra organización?

  • Modificar: ¿Cómo podemos modificar nuestro proceso productivo hacia la circularidad? ¿Qué técnicas que implementamos normalmente tenemos que modificar para ser menos dañinos con el medio ambiente? ¿Qué se puede modificar en el contacto con el cliente para mejorar la comprensión de las ventajas de esta línea de productos?

  • Plantear otros usos: ¿De qué forma puedo incorporar los proveedores actuales al nuevo proceso productivo? ¿Cómo puedo colocar los productos actuales en el nuevo segmento de clientes? ¿En qué contextos alternativos podemos presentar nuestra línea de indumentaria?

  • Eliminar: ¿Qué tareas o prácticas no sostenibles podemos suspender? ¿Qué características de nuestra oferta no son tan valoradas y se pueden eliminar? ¿Qué aspectos no rentables podemos eliminar del proyecto sin afectar la propuesta de valor?

Al implementar esta herramientas, estas preguntas deberían responderse por el equipo involucrado en la toma de decisiones. Una vez exteriorizadas todas las opiniones y respondidas todas las preguntas, es importante ordenar las ideas sin descartar ni desestimar ninguna. Un criterio posible es ver cuáles son las prioritarias o válidas para implementar en 3 meses esta nueva línea y cuáles son las menos adecuadas, a fin de concentrar el análisis en las primeras. El análisis, que implica justificar las ideas con fundamentos sólidos y/o validándolas en testeos, será el insumo para la definición del plan de acción para aplicarlas.

Lo importante al utilizar esta herramienta que incentiva el pensamiento divergente, o cualquier otra, es no aferrarse a las primeras ideas que surjan, sino siempre ir por más. Dar lugar a las ideas de todos sin juzgarlas a priori. No enamorarse de la idea, porque en sí misma cualquiera es válida y lo que verdaderamente marca el destino de los negocios es que nuestos clientes estén dispuestas a comprarlas; a adoptarlas y hacerlas parte de su vida cotidiana.


Laura Gaidulewicz, Directora de Binden Group.

Lucia Ogrin, Gestión Administrativa en Binden Group.

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